La guerra, la paz y las elecciones
Allende La Paz, NotiColombia Press
Los candidatos presidenciales de la oligarquía montan sus campañas electorales sobre la base de la guerra. No ha habido ningún presidente que haya sido elegido prometiendo buscar una paz real, efectiva, verdadera, incluso Pastrana, que después supimos los colombianos su ”política de paz” era una estratagema para ganar tiempo para adelantar la reingeniería de las fuerzas militares para seguir la guerra, como él mismo lo reconoce y apenas ayer dijo que la ”base de la ”seguridad democrática” están su gobierno”.
Siempre se han embarcado en el discurso guerrerista, porque guerrerista es su ideología y guerreristas son sus amos. Hoy vemos a los candidatos oligárquicos peleándose, codo a codo, por quién es el mayor defensor y será el continuador de la política de ”seguridad democrática”. Que entre otras cosas, no es nada nuevo y no fue ”creada” en el régimen narco-paramilitar que entrega el sillón presidencial el 8 de agosto, sino que está contemplada en la ”Doctrina de Seguridad Nacional”, receta y panacea de todos los males de latinoamérica, receta ”descubierta” por los señores del imperio estadounidense.
Razón hemos tenido entonces al señalar que la ”receta” es ajena al sentir de los colombianos y ha sido abrazada por los incapaces señoritongos de la oligarquía colombiana que predican la guerra, pero sólo uno de ellos ha pagado el ”servicio militar obligatorio” (y eso en la Armada en Cartagena, en dónde andaba de blanco enamorando negritudes y extranjeras). Los demás hablan de la guerra -a la que desconocen totalmente-, pero son inmensamente cobardes cuando ven que la guerra los va a morder.
La guerra se convierte para la oligarquía y el imperio en la forma de mantener sojuzgado a nuestro pueblo, ya que con la excusa de la existencia de la guerrilla -que ellos califican falsariamente de ”narcotraficante” y de ”terrorista”-, justifican todas sus tropelías. Pero el pueblo sabe la verdad, sabe ”por donde es que le entra el agua al coco”, como dice una canción. La insurgencia armada nace como respuesta del pueblo a los ensayos contrainsurgentes desarrollados por los gringos y a la carencia total de políticas que beneficiaran a las amplias masas campesinas.
Mas la insurgencia nace interpretando al pueblo colombiano y su bandera número uno es la bandera de la paz. La paz se convierte en el eje de sintonía del pueblo con su insurgencia armada, y de allí los intentos desesperados de la oligarquía cuando el pueblo se moviliza por la paz porque sabe que esa sintonía puede dar -y dará- al traste con sus apetitos de poder.
El pueblo colombiano, por su parte, no es atraído por la forma oligárquica de la ”democracia” (representativa), las elecciones, pues él sabe que en Colombia, como en todo el mundo, ”el que escruta elige”, y conoce además de sobra todos los vicios de las elecciones: compra-venta de votos, auxilios parlamentarios, promesas de empleos, de becas, etc, etc.
Las elecciones son un ”carnaval” oligárquico. Por ello tienen que comprar de diferentes maneras el voto de los colombianos, y ni aún así alcanzan a superar el 25% del padrón electoral, y la abstención supera el 60% . Demostrando así la crisis en que están sumidos los partidos liberal, conservador y furibistas (mezcolanza liberal-conservadora), la ausencia total de programas que atraigan al grueso del pueblo, y sin plataforma ideológica, y como vemos en los actuales momentos, sólo la guerra los identifica.
Mas el discurso de la guerra, como principio y fin de todas las cosas está llamado a recoger, precisamente porque lo que más ha apreciado el hombre es vivir en paz. Por ello la enorme receptividad del pueblo con las organizaciones insurgentes armadas cuando ellas proponen la paz, pero una paz que entre a resolver las exclusiones de todo tipo que vive el pueblo colombiano en sus componentes sociales, políticos y económicos.
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