Elecciones y guerra

Las dos variantes utilizadas por la oligarquía pro-imperial para mantenerse en el poder en Colombia son las elecciones y la guerra. Ello quedó establecido cuando la oligarquía decidió arrimar su ”chalupa” al trasatlántico gringo.

Y así ha seguido hasta el día de hoy. Recordemos que la guerra ha estado presente en la vida nacional desde todos los tiempos, particularmente desde el año 1928 cuando en la Masacre de las Bananeras se aplica la ”Ley Heroica” de que nos habla el escritor Hernando Calvo Ospina en su libro ”Colombia: Laboratorio de Embrujos”.

Los manuales contra insurgentes gringos encuentran un terreno propicio en los manuales colombianos y desde 1964 se adelanta –primero como experimento y después como necesidad- la guerra contrainsurgente, cuando en Marquetalia realizan uno de los más grandes despliegues de tropa (16 mil soldados en total), con utilización de la aviación y la guerra biológica con la dispersión de bacterias que ocasionan la ”Peste Negra” entre los campesinos.

Al tiempo de la guerra, la oligarquía siempre ha pretendido darle un viso de legalidad a su permanencia en el poder y cada cuatro años recurre a las elecciones para legitimarse. Esa legitimación no ha estado carente de sobresaltos y la política de exclusión de sectores populares ha sido la constante, al punto que con el Frente Nacional la repartición milimétrica del poder es una de las muestras de la aberración política que ha vivido Colombia (cada 4 años un representante de los partidos liberal y conservador es llevado a la presidencia, y el remedo es la escogencia entre godos un cuatrieno y entre liberales el otro cuatrienio, al tiempo que los puestos públicos iban 50 y 50%).

Posteriormente, tal legitimación continúa para permitir que los partidos liberal y conservador hayan adelantado desde el poder un ejercicio violento y hayan continuado con la guerra contra el pueblo, al tiempo de ir "legitimando" su poder con sucesivas elecciones. Es llamativo cómo los elementos usados por las fuerzas militares estatales –los narco-paramilitares-, se atreven a incursionar en la política y la gran mayoría de los miembros de estos partidos o son francamente o son socios de los narco-paramilitares, lo cual les da un poder sin igual: dinero del narcotráfico y armas para constreñir al pueblo, constituyendo lo que se conoce como narco-para-política, la cual practica no sólo Urihitler sino también Juan Manuel Santos.

En estas elecciones regionales y locales que acaban de pasar se ha puesto en evidencia que a la oligarquía ni siquiera le preocupa la persistencia de la abstención, como un fenómeno que muestra que los proyectos de gobierno de las oligarquías no mueven al pueblo a participar en las elecciones. Las cifras son elocuentes y la Registraduría Nacional se da sus mañas para no sacar las cifras consolidadadas de abstención. La abstención sigue siendo alta en Colombia y ronda –por lo menos- en un 50% de abstencionistas a quiénes les importa un bledo las elecciones, y es ilustrativo que los candidatos en Bogotá ninguno alcanzó el millón de votos, siendo la abstención mayor del 50% en la capital del país.

Llama la atención el llamamiento de las FARC a la abstención y su compromiso –cumplido- de no entorpecer el libre albedrío de los ciudadanos que desearan votar. Ello muestra la seriedad de la insurgencia colombiana, la cual no recibe por parte de los medios en poder de la oligarquía el dividendo que ganó con su posición de sintonía con el sentir del pueblo.

Ya se están viendo en los análisis de muchos columnistas de los medios oligárquicos los lamentos por la calidad de los ”elegidos” y el resquebrajamiento de todos los partidos que participaron en estas elecciones de ”mitaca”. Es necesario resaltar que el narco-paramilitar ex presidente Uribhitler fue el gran derrotado de la jornada pues casi todos los candidatos por él apoyados se ”ahogaron” y los están buscando en ”bocas de cenizas” en Barranquilla, empezando por el candidato Peñaloza en Bogotá, lo que demuestra que la ”cosa política” se mueve de acuerdo a si puedes o no puedes dar ”puestos y contratos”.