El genocidio de la Unión Patriótica (U.P.) y las culpas de sus militantes
Corría el año de 1985 y se desarrollaban los díalogos de paz entre el gobierno de Belisario Betancour y la guerrilla de las FARC-EP. Firmado el acuerdo del Cese al Fuego, las FARC conjuntamente con miembros de la sociedad civil colombiana procedieron a la conformación de la Unión Patriótica, a fin de adelantar proselitismo político legal.
Este experimento de incorporación a la lucha política fue recibido con alegría por los sectores populares, pero con odio por los sectores militaristas de la oligarquía colombiana, quienes utilizando para ello las fuerzas militares-narcoparamilitares del estado procedieron al más espantoso genocidio de la U.P. 5.000 víctimas es la sangre inocente aportada por la U.P., a la lucha por la paz, en un martirologio sin fin.
La razón es la misma ayer y hoy. El más ”profundo” odio contra las clases populares. La oligarquía colombiana no resiste que el pueblo tenga el más mínimo reconocimiento a ningún partido polítco que no sean sus propios y decrépitos partidos, llámense liberal, Conservador o de la ”U”, nueva denominación bajo la cual se cobijan todos.
Y cuando se dan experimentos como el de la U.P., la oligarquía y el imperio proceden con toda la saña que su odio de clase les dicta. Es de recordar que la Unión Patriótica fue conformada por miembros civiles y por algunos guerrilleros de las FARC que de civil, desarmados, realizaban proselitismo legal explicando las propuestas de la U.P., para alcanzar la reconciliación entre los colombianos.
Los logros de la U.P.
La U.P., alcanzó significativa votación en 1986 con sus propuestas para reformar la Constitución de 1986 (vigente hasta ese momento); Elección popular de Alcaldes y Gobernadores; Participación Comunitaria; Aumento general de salarios; Abolición de algunos impuestos; Defensa y nacionalización de los Recursos Naturales; Reforma Agraria; Cumplimiento de la obligación estatal en Salud, Educación y Vivienda; ganándose la simpatía de 320.000 colombianos que depositaron su voto por ella, lo cual le significó la elección de 5 Senadores, 9 Representantes a la Cámara (cámara baja); 14 Diputados a las Asambleas Departamentales; 351 concejales municipales y 23 Alcaldes Municipales.
Desde las altas cumbres del estado (militares, políticos tradicionales, presidentes, etc) con el apoyo silencioso del imperio, se inicia la más feroz cacería de los líderes de la U.P. Ello se evidencia en el primer asesinato cometido contra el Representante a la Cámara Leonardo Posada (agosto 30 de 1986), que muestra a las claras las intenciones de los genocidas de cortar de raíz a la U.P., del inconciente colectivo popular de un mundo mejor, al cual le siguen muchísimos más.
A pesar de la hostilidad creciente contra la U.P., en 1988 se posiciona como la 3a Fuerza Política del país y alcanza 18 Alcadías propias, 95 Alcaldías de coalición con otras fuerzas (que habla del inmenso ejercicio y desesos de reconciliación entre el pueblo colombiano), 18 Diputados a Asambleas Departamentales, 3 Consejeros Comisariales y 368 Concejales Municipales de Convergencia; como homenaje ael asesinato del candidato presidencial de la U.P., Jaime Pardo Leal (12 octubre de 1987 en La Mesa, Cundinamarca).
Los planes militares de asesinatos de los miembros de la U.P., toman corporeidad en los llamados ”Baile Rojo” y ”Golpe de Gracia”, el primero de éstos muy bien tratado en la pelicula de su mismo nombre. Estos planes van desarrollándose de la mano de Brigadas, políticos, con el contubernio impúdico de éstos con los narco-paramilitares, negado en su tiempo pero que está claro a la luz de las informaciones que se poseen hoy día, dándole la razón a la razón hechas en su momento.
A pesar de la enorme persecución, de ejecuciones extrajudiciales, de masacres, de desapariciones, la U.P., le siguió apostando a la Paz, a la reconciliación, en tanto los guerrilleros de las FARC volvieron a sus campamentos cuando vieron el cariz que estaba tomando el hacer proselitismo desarmado, civil, abierto, legal. En las elecciones de 1990 la U.P., logra 13 Alcaldías Municipales, 7 Representantes a la Cámara y 1 Senador, Manuel Cepeda Vargas. Ese mismo año el candidato presidencial que sucedió a Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa fue asesinado el 22 de marzo de 1990 en el Puente Aéreo de Bogotá.
Han sido asesinados por las balas asesinas disparadas desde el Estado, 2 candidato presidenciales, Senadores (Cámara Alta), Representantes (Cámara Baja), Diputados departamentales, Concejales Municipales, líderes populares y cantidad de miembros de base de la U.P. Se dice que 5.000 miembros asesinados de la U.P., son el ejemplo más claro de cómo es que la oligarquía colombiana, y su aliado imperial, contemplan la reconciliación entre los colombianos. La paz que ellos quieren es la Pax Romana. (Víctimas del Genocidio contra la U.P.)
La U.P., logró el despertar del sentir de los colombianos hacia la Paz y la reconciliación. A un precio demasiado alto. Nadie puede hablar hoy de construir una alternativa realmente popular sin estudiar y contemplar el ejemplo de la U.P., como precursora del martirologio que implica luchar por la paz y la reconciliación. Martirologio que aún hoy sigue contra los reductos de la U.P., como el Partido Comunista Colombiano (PCC), quienes a lo largo de los años siguen cargando sus muertos de ayer y de hoy.
Las culpas de los militantes
Ha sido una costumbre inveterada en la oligarquía echarle la culpa a los militantes de la U.P., por los delitos aberrantes por ellos cometidos. Es de ingrata recordación la justificación que hacía Enrique Santos Molano en las páginas de El Tiempo del genocidio de la U.P. Por estos días, a raíz de la condena del Estado colombiano por el asesinato del senador de la U.P., Manuel Cepeda Vargas, último senador de la U.P., desde Uribhitler pasando por articulistas y analistas de los diarios de la oligarquía quieren presentar la historia al revés. Recordemos que Uribhitler, Subsidios AIS Arias y demás han utilizado cuñas radiales en la cual hacen esta revisión de la historia.
Ahora resulta que es culpa de los militantes que los asesinen por ser miembros de la U.P., por haber nacido de los acuerdos con la insurgencia y por su terquedad de creer en la reconciliación y la paz entre los colombianos. No es culpa de las mentes asesinas, verdaderos enfermos mentales, el haber cometido el genocidio de la U.P., sino de los militantes de la U.P., por ser precisamente lo que son.
Los verdaderos terroristas
Ello demuestra quiénes son realmente los verdaderos terroristas. La condena al Estado colombiano por parte de la CIDH levanta el coro mediático de asesinos y justificadores de los asesinatos y llega a la raíz del asunto. El culpable es el Terrorismo de Estado de la Doctrina de Seguridad Nacional, y sus aplicadores.
Los asesinos son todos los presidentes colombianos que han adelantado el Terrorismo de Estado y sus aplicadores materiales: militares, narco-paramilitares, naco-para-políticos, empresarios, etc. Por ello el planteamiento que el Estado colombiano tiene que pedir perdón -lo mínimo que se exige-, por boca del presidente de turno en compañía de los expresidentes, en una sesión del Congreso colombiano en pleno.
Este acto de contricción de corazón -que sabemos nunca será sincero- debe ser el primer paso para alcanzar la reconciliación. Si no se realiza demostraría que la guerrilla de las FARC tiene toda la razón cuando dice que es necesario si queremos una paz verdadera en Colombia el diálogo más profundo y sincero que aborde la superación de las causas que han originado el conflicto interno colombiano.
A los militantes de la U.P., solo les cabe la grandeza de haber entregado sus vidas por la paz y la reconciliación de los colombianos. Ese es su ejemplo y su legado a los colombianos. Esto nunca lo entenderán sus asesinos.
30 junio 2010
Filed Under: Derechoshumanos , genocidio UP , Últimahora
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