Un año sin el viejo. Un pequeño y sentido homenaje a Manuel Marulanda

Allende La Paz, Noti Colombia Press

El tiempo continúa inexorable su paso. Es el paso de los combatientes en la serranía. Que va envejeciendo los cuerpos jóvenes y fuertes que se han templado como el acero. No importan los sufrimientos, ya que éstos son el bálsamo para restañar las heridas y moldear el carácter de hombres con fuerte personalidad. Cuerpos bañados por incontables lluvias de serranía, de plan, de páramo, de cañaduzales, de plantíos de café. Mentes que siempre están elucubrando y planeando el próximo paso a dar para continuar la senda emancipadora.

Hay hombres a los cuales nunca se pensaría que el tiempo les pasa y les envejece su cuerpo. Nunca sus mentes, qué cosa! Mentes lúcidas en cuerpos que no las acompañan. Cuerpo que son la muestra palpable de que son materia. Mentes que son demostración que la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma.

Ya hoy se cumple un año de tu partida terrenal. 365 días con sus noches. 26 de marzo de 2008. El año que escogiste para irte no sé adónde. Porque como dicen los viejos de mi tierra, los verdaderos hombres escogen el día que van a morir. Quizá por eso nunca fuiste herido. Al igual que Bolívar. Porque oportunidades tuvo la tropa estatal ya que tú como Comandante de las FARC estuviste en miles combates. Un verdadero Comandante. No esos peleles saltimbanquis de los generales de la tropa oficial que mandan a pelear de mayores para abajo, mientras ellos se esconden detrás de los escritorios a esperar el 'parte de guerra'. Ni qué decir de los ministros de defensa y de los presidentes que ordenan a los generales hacer la guerra, mientras ellos si acaso intentan hacer 'la guerra' bajo las sábanas. Y eso no es guerra.

Hoy quieren tapar que la historia colombiana no existe si no te mencionan. Más que mencionarte porque estás inscrito en más de medio siglo de la historia colombiana. Porque tu vida no fue una vida banal y estúpida. Tu vida fue una vida fructífera, plena de realizaciones, de lucha, de amores, de alegrías y sinsabores, porque fue por encima de todo la vida de un combatiente por la causa del pueblo.

Y hay hombres que se vuelven inmortales cuando su mortal cuerpo deja escapar su energía. La inmortalidad tan perseguida por ciertos hombres es sólo alcanzada por unos pocos. Precisamente los que no la persiguieron denodadamente. Inmortales como Bolívar, Sucre, como el Ché Guevara, como Marx y Engels, como Lenin, como Sandino, como Zapata, como Jacobo, siempre decían que ellos adelantaban la lucha porque así se los dictaba el pueblo. Inmortales como los cientos de compañeros hijos del pueblo que entregaron su sangre generosa y noble por alcanzar la libertad verdadera para nuestro pueblo. Y entre ellos estás tu, viejo.

Increíblemente ha pasado un año. Durante ese año tu ejército popular irregular, ese que tú mismo forjaste con tus manos y tu dirección certera, ha combatido todos los días. Sin descanso. Sin estar pendiente de la propaganda. Sólo combatiendo en la certeza de que cada golpe triunfante propinado al enemigo de clase es un paso que acerca a la victoria. Aún a desdén de quiénes, como yo, piensan que es necesario mostrar toda la magnitud de la guerra que padecemos los colombianos por cuenta de la narco-para-oligarquía y el imperio estadounidense.

Hoy ese ejército popular irregular, esas FARC-EP -que algunos creen que son menos porque las escriban con minúsculas-, están siguiendo todas tus enseñanzas. Luchando por la Paz. Arando la Paz dice una canción de Julián Conrado. Entregando lo máximo de cada uno para lograr el triunfo de la causa popular. Y en ese empeño de alcanzar el triunfo de la causa popular por la vía que el enemigo permita -y hasta ahora la única es la vía armada-, los acompañamos a lo lejos, en la distancia, de la única forma que podemos acompañar la lucha del pueblo colombiano. Trabajando con ahínco en la denuncia de las violaciones de los derechos humanos de los colombianos por parte del régimen narco-paramilitar, que practica el Terrorismo de Estado de la Doctrina de Seguridad Nacional.

Continuamos en la brega, viejo, de alcanzar la Paz en Colombia a través de una solución política al conflicto interno. La Paz, esa consigna que nos enseñaste a amar. La Paz para vivir la vida, disfrutarla, amarla, encontrarnos, extraviarnos, re-encontrarnos, disfrutar, sentir, padecer... porque la Paz es la vida misma!

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