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Plan Colombia: ¿Verdad o mentira de su terminación?







Allende La Paz, Noti Colombia Press

Es evidente que la injerencia de los Estados Unidos en la vida colombiana ha sido más que nefasta. Es mortal. Nos ha sumido a los colombianos -con la participación de la narco-para-oligarquía-, en el más espantoso baño de sangre de que tenga conocimiento la historia colombiana.

Durante lo que los historiadores llaman 'La Violencia', con sus más de 300.000 muertos y un millón de campesinos desplazados forzosos, la participación ha sido evidente. Se dice que el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán fue estimulado por el gobierno de Estados Unidos de entonces. Ya todos sabemos que después de éste asesinato se disparó la más criminal persecución desde el Estado contra todo aquel que no comulgara con las ideas del régimen (qué coincidencia, igual que hoy).

Durante lo que han dado en llamar la segunda periodización de 'La Violencia', que arranca desde 1964, en diversos artículos publicados anteriormente también mostramos esa injerencia nefasta. En el artículo Plan Colombia e injerencia militar estadounidense en Colombia, publicado en el libro Plan Colombia y Conflicto Interno Colombiano, abordábamos esta injerencia, así como sustentábamos lo que se ha llamado la 'ayuda' estadounidense a Colombia, que ni es ayuda ni es desinteresada por cuanto es nada más que la inversión de millones de dólares para garantizar los intereses gringos en Colombia, los cuales superan con creces lo 'invertido', como bien demuestra el senador Jorge Enrique Robledo en su artículo "Para comprender el Plan Colombia".

Una injerencia nefasta porque ha arrastrado a los países latinoamericanos, en especial a Colombia, a mirar nuestras cosas con ojos ajenos, y a 'negociar' cuando de entrada está claro que en la negociación seremos los perdedores, sabiendo como hemos sabido siempre que el ventajismo de las multinacionales es lo más rapaz del mundo. Se ha visto Colombia envuelta en la dinámica de la 'solución militar' a problemas no militares y a involucrarnos en guerras contra enemigos 'inexistentes' que de tanto atacar al pueblo se vuelven 'reales', para que las multinacionales de las armas hagan sus 'business' y las otras se apropien de nuestros recursos naturales.

Claro que en eso juega un papel cipayo, lacayo, nuestra oligarquía santanderista, la cual poniendo en práctica todos los dictados estadounidenses, paulatinamente se ha ido transformando en una narco-para-oligarquía.


Las cifras de la 'ayuda' estadounidense cada año que pasan son reajustadas y nos van dando un cuadro más claro. Según el Informe del Centro para la Política Internacional (CIP), titulado 'Por debajo del radar', institución estadounidense que monitorea la 'ayuda' de los gobiernos de ese país a los países latinoamericanos, "La mayor parte de la asistencia estadounidense en seguridad se ha dirigido a un sólo país, Colombia. En los once años comprendidos entre 1997 y 2007, la policía y el ejército colombianos habrán recibido casi exactamente dos de cada tres dólares de esta ayuda para la región, es decir, 4.900 millones de dólares de un total de 7.300 millones de dólares.

... Gracias al “Plan Colombia” y su continuación, la ayuda a Colombia es hoy seis veces más grande de lo que era en 1997. Desde 2000, Perú, Bolivia y Ecuador han recibido también una asistencia sustancial en seguridad a través de la Iniciativa Andina Antinarcóticos.


Los quince mayores receptores de ayuda solamente de los Programas de Operaciones Externas,
2005–07 (en miles de dólares estadounidenses) 2005 2006, estimación 2007, solicitado


Nota: Este cuadro no incluye la asistencia del presupuesto de defensa; varios países, incluyendo los cuatro países del hemisferio occidental, recibieron mucho más asistencia debido a esta ayuda. Ecuador salió de la lista de los 15 debido a una caída en la asistencia de Control Internacional de Narcóticos (INC)


... La tendencia creciente de la asistencia militar y entrenamiento de EE.UU. a las fuerzas de seguridad de América Latina llegó a un tope hacia 2003. Muchos de los grandes receptores de ayuda policial y militar de la región diferentes a Colombia – Perú, Bolivia, México y Ecuador – contarán probablemente con menos ayuda en 2007-08 que la obtenida en 2005-06. Con la pérdida del interés la fi nanciación se ha reducido ligeramente, habiendo experimentado la mayoría de los países recortes o estabilizaciones en los niveles de la ayuda militar y policial, y en muchos casos también en la ayuda económica. Menos fondos han signifi cado a su vez una ligera disminución de los despliegues y ejercicios militares estadounidenses, y se han reducido notoriamente los vuelos estadounidenses y otras operaciones antinarcóticos en la región.

... En 2000 nació el “Plan Colombia” un paquete a seis años mayoritariamente de ayuda militar y policial, con una amplia ‘asignación suplementaria’ que llevó a un total de ayuda militar y policial de más de 700 millones de dólares. El crecimiento astronómico de la ayuda militar y policial a Colombia se detuvo después de 2000, pero entre 2003 y 2007 se ha mantenido entre los 550 y los 650 millones de dólares al año. (En contraste la ayuda económica ha totalizado solamente 130-140 millones de dólares al año). La misión de la asistencia estadounidense se ha expandido constantemente junto con las cantidades. Durante los últimos años de la década del noventa, el creciente desembolso de la ayuda estadounidense a las fuerzas de seguridad de Colombia permaneció ampliamente restringido a la Policía Nacional colombiana, y limitado básicamente a las misiones antinarcóticos, particularmente las fumigaciones aéreas con herbicidas y los esfuerzos de interdicción. La ayuda a las fuerzas armadas era solamente una pequeña tajada del paquete total, y los legisladores trataron de evitar involucrarse en el sangriento y complicado confl icto interno. Con el Plan Colombia, comenzó a fluir una importante cantidad de fondos para las fuerzas armadas colombianas, a pesar de las serias inquietudes que había por los derechos humanos. Esta ayuda estaba sin embargo limitada a misiones antinarcóticos.

... La limitación antinarcóticos desapareció después de los ataques del 11 de septiembre. Para agosto de 2002, el Congreso había aprobado una petición de la administración de Bush para permitir que la ayuda a Colombia fi nanciara una ‘campaña unifi cada’ contra las drogas y contra las guerrillas de las FARC y del ELN, así como (aparentemente) contra los paramilitares de las AUC favorables al gobierno. Desde ese momento, helicópteros, aviones, barcos, armas y equipos suministrados para la ‘guerra a las drogas’ son empleados con frecuencia en la guerra real que se vive en Colombia.

... Entre los principales programas de ayuda militar que no están destinados a narcóticos se cuentan: un programa de 100 millones-plus de dólares para ayudar al ejército colombiano a defender un oleoducto cerca de la frontera con Venezuela; fondos para mejorar las instalaciones de policía y crear nuevas unidades para mejorar la presencia policial; asistencia en la creación de fuerzas especiales y otras unidades móviles de élite; y el ‘Plan Patriota’, una ofensiva militar de amplia escala en el corazón del territorio de las FARC en el sur de Colombia, con apoyo logístico e inteligencia de Estados Unidos. El ‘Plan Patriota’ comenzó a principios de 2004 y debió concluir a finales de 2006.

... En enero de 2007, Colombia y Estados Unidos anunciaron un plan de seis años, la “Estrategia de Fortalecimiento de la Democracia y el Desarrollo Social”. Mientras que los funcionarios colombianos declararon públicamente que la contribución estadounidense a este plan sería de 3.600 millones de dólares, los fondos continuarán siendo suministrados a través de los programas de asignaciones anuales. A pesar de algunas indicaciones de que la administración estaba considerando un componente social mayor en esta segunda fase, el presupuesto para el año federal 2008 sometido al Congreso es prácticamente idéntico al de años anteriores: 76 por ciento para ayuda militar y policial en la solicitud de operaciones extranjeras, con una ayuda militar adicional significativa pedida en el presupuesto de defensa. Se espera que el nuevo Congreso demócrata juegue un papel más fuerte en la reformulación de las asignaciones anuales a favor de la ayuda diferente a la militar. No obstante, todo parece indicar que Colombia seguirá siendo en el inmediato futuro el mayor receptor de ayuda militar en el hemisferio, y el mayor en el mundo fuera del Medio Oriente".

Como vemos en esta larga pero esclerecedora cita del CIP, la narco-para-oligarquía colombiana está tan tranquila frente a las críticas que los sectores democrátas de USA han hecho al Plan Colombia, toda vez que los miles de millones de dólares -así representen no más el 5% del presupuesto del Plan Colombia-, seguirán llegando a las arcas de la narco-para-oligarquía para continuar su política de guerra mediante otros programas u otras formas más marrulleras.

Nada más falaz que la posición del ministreto de defensa Juan Manuel 'La Hiena' Santos y del vicepresidente Francisco Santos, cuando el uno propala a los cuatro vientos que el financiamiento del Plan Colombia es casi totalmente colombiano y el otro cual plañidera se queja del trato que recibe en los Estados Unidos y propone 'acabar el Plan Colombia', pero no dice que ya tienen el Plan sustituto, el mismo pero diferente. De igual manera, las declaraciones de la embajadora colombiana en Washington, Carolina Barco, de 'nacionalizar el Plan Colombia', es una cruel paradoja de la política del régimen narco-paramilitar de Uribhitler por cuanto será lo único que 'nacionalizará' porque las empresas del estado han sido todas 'vendidas' -regaladas sería más correcto decir-, a las multinacionales estadounidenses y de otros países.

Así que, mis queridos colombianos, la guerra continuará en Colombia hasta que haya un gobierno que realmente quiera adelantar con las guerrillas de las FARC y del ELN la búsqueda de una salida política al conflicto interno. Quizá entonces habremos los colombianos comenzado a 'resquebrajar' la mortal injerencia estadounidense en nuestro país. Porque de eso si estamos seguros, un proceso de diálogos con las FARC necesariamente tendrá que tocar las causas que han dado origen al conflicto interno colombiano.

Nota: en próximo artículo hablaremos del entrenamiento de militares colombianos por parte de Estados Unidos.

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