Honduras y Colombia: puntos coincidentes para una lección para latinoamérica – II

Allende La Paz, NotiColombia Press

Siguiendo con el tema tenemos que decir que entre los puntos coincidentes tenemos que los actos ilegales no dan lugar a derecho, es decir, si realizas un delito para conseguir un fin definitivmanete los actos derivados de ese delito están viciados. Veámoslo más en concreto:

En Honduras, los militares y civiles golpistas toman prisionero al presidente constitucional y legítimo Manuel Zelaya, lo sacan de su casa a las 5 de la mañana, lo llevan a una Base Aérea, lo mandan a Costa Rica y pretenden que el pueblo los reconozca como ´mandatarios legítimos´ de Honduras. El delito cometido por los golpistas es precisamente el haber consumado un acto contra la Constitución de Honduras y en esa violación comienza la ilegalidad del régimen de facto. Violar la Constitución es uno de los delitos más aberrantes en todos los pueblos.

Los subsiguientes actos de los golpistas, nombrar un ´presidente´ y comenzar a ´gobernar´ son ilegales y están viciados tanto por la forma como por el fondo. La violación de la Constitución, y realizar un golpe de estado, no da lugar a derecho. El régimen usurpador es ilegal, ilegítimo y va contra derecho. Más cuando utiliza la represión de los líderes y pueblo que participan en las manifestaciones de repudio al régimen espurio.

En Colombia ha sucedido algo parecido. El régimen narco-paramilitar de Uribhitler en el año 2006 adelantó la reforma de un ´articulito´ de la maltrecha Constitución Nacional y para hacerlo cometió el delito de co-hecho, lo cual derivó en la re-elección del narco-para-presidente (esto en Colombia se conoce como Yidis-política). La ´justicia´ tan especializado en interpretaciones no ha sido capaz de fallar que al realizarse el delito de co-hecho para la reforma del articulito de la Constitución -vicio de fondo-, el subsiguiente acto (la reforma en sí) no procede por cuanto está basada en un acto ilegítimo, delictuoso. Tampoco se ha atravido a declarar ilegal la re-elección de Uribhitler y por el contrario lo que hacen es avalar la re-elección.

Estos puntos coincidentes o similitudes se puede resumir en la tesis que venimos esgrimiendo hace muchos años. Puede haber gobiernos de facto -sea a través de cohechos o de golpes de estado-, mas los actos derivados de estos gobiernos son actos ilegales, delincuenciales, y por tanto los pueblos tienen todo el derecho a rebelarse, a insurrecionarse, en defensa del orden constitucional y de sus derechos conculcados.

Ello está claro en los casos Colombia y Honduras. En Honduras el pueblo exige la restitución de Manuel Zelaya al cargo que lo eligieron: Presidente. Su lucha ha sido ejemplo de lucha pacífica, por los canales democráticos. Mas son los golpistas quienes persisten en agredir a los trabajadores, los líderes populares, y a funcionarios del gobierno de Manuel Zelaya. Con ello se van hundiendo en su propio estercolero de delitos.

En Colombia, el pueblo colombiano lucha de mil maneras contra el régimen narco-paramilitar de Uribhitler. Marchas, manifestaciones, paros, huelgas, hasta acciones militares de la insurgencia armada, las cuales tienen por fin alcanzar un Nuevo Gobierno que conduzca a los colombianos a construir una Nueva Colombia en paz y con justicia social. Nosotros quisiéramos que ello fuera posible a través de una solución política del conflicto interno colombiano, pero al igual que el pueblo hondureño, el pueblo colombiano lucha por los canales que permite el accionar de los usurpadores del poder.

Definitivamente, como corolario, debemos recordar que es en los pueblos en donde reside la soberanía nacional y ellos, como constituyente primario, son los que deciden darse la forma de gobierno que ellos escojan. Si las vías y canales para expresarse son cerradas por un puñado de sátrapas e impiden el accionar político de un pueblo, la rebelión es un derecho consagrado en la legislación internacional.

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