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Honduras y Colombia, puntos coincidentes III. Las fuerzas militares


Allende La Paz, NotiColombia Press


De entre los puntos coincidentes entre Honduras y Colombia que han quedado desnudos en estos días, el de las fuerzas militares es un punto neurálgico. Porque los militares, como aparato de represión del estado, han jugado un papel absolutamente negativo en el pasado de los países de latinoamérica y en el momento presente en Honduras y Colombia.

Este papel negativo está señalado claramente en la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) y considera a la población, civil, desarmada, el ´agua´ que permite que viva el ´pez´ (la guerrilla o cualquier otra denominación que quieran), a la cual hay que darle el tratamiento de ´enemigo interno´.

En estos días de la semana pasada y ésta que comienza ha estado presente el papel jugado por los gorilas, que en Honduras se llaman ´Goriletti´, adelantando un golpe militar por orden de los ´halcones´ de Estados Unidos y Honduras. Este golpe ha dejado sin derechos de ninguna especie a la población, al ciudadano hondureño, y esas fuerzas militares -invocando una ´legalidad´ derivada del golpe de estado y de la represión del pueblo por las armas asesinas- dicen ´defender la Constitución y las leyes´.

Nada de lo argüído por los golpistas en Honduras tiene un viso de legalidad y credibilidad y ya comienza a correr la sangre por los disparos de los militares en Tocontín contra un pueblo que se manifiesta pacíficamente reclamando la restitución de su presidente, Manuel Zelaya.

En Colombia, el papel de los militares ha sido igualmente negativo para el país y ya desde la masacre de las Bananeras en 1928 se vio la dirección que tomarían unas fuerzas militares que se arrodillaban cipayamente ante el ´oro estadunidense´. Los militares colombianos han sido alumnos aventajados de las Doctrinas diseñadas en el imperio -como bien señala Hernando Calvo en su libro ”Colombia, laboratorio de embrujos”- y han acogido y desarrollado las doctrinas foráneas que les entregan los personeros del imperio y de la oligarquía cipaya de Colombia.

Los militares colombianos han reprimido, asesinado, desaparecido, masacrado, ejecutado extrajudicialmente, al pueblo colombiano. 147.000 víctimas son muestra patente de la orgía de sangre que han adelantado los militares y la oligarquía colombiana, hoy convertida por efectos de los dineros del narcotráfico en narco-para-oligarquía, y ellas actúan como fuerzas de invasión en las zonas de orden público y en cualquier parte del territorio nacional. 11.500 asesinados ´fuera de combate´ en los primeros 4 años de Uribhitler nos dan una estremecedora idea de cómo es que la cosa es.

Son fuerzas invasoras que no tiene un asomo de humanidad en la mirada a sus compatriotas. La excusa ayer era el ´comunismo´, hoy es el ´terrorismo´, mañana quién sabe qué será. La sevicia es tal que desarrollaron el modelo de los asesinos de la motosierra y los mochacabezas, para cumplir las tareas sucias que ´tenían´ que desarrollar en la guerra contrainsurgente contra una insurgencia armada que nació como respuesta a sus asesinatos y tropelías.

Es de anotar, como lo dice James Petras, que es el apoyo del Pentágono lo que les da fuerza a los golpistas toda vez que el otro sector que ha estado inmiscuído en el golpe, los empresarios, comienzan a horrorizarse por el ´monstruo´ que han liberado y corren a esconderse en sus casas de Estados Unidos. Esta jugada de los ´halcones´ estadounidenses busca acorralar a Mr. Obama, o quizá ya esté acorralado y por ello ha permitido que las cosas lleguen hasta donde han llegado. Quisiéramos pensar que es lo primero para el bien de los pueblos de latinoamérica y sus relaciones con el vecino del norte, porque si es lo segundo definitivamente estaría la realidad reafirmando el derecho de los pueblos a rebelarse contra regímenes usurpadores, violadores de los derechos humanos de los latinoamericanos, sátrapas que asesinan al escuchar la voz de su amo.

En Colombia, por su parte, continúan los planes de profundizar la guerra a pesar del discurso de Mr. Obama. Continúan llegando los miles de dólares para el Plan Colombia, y cuando se habla de ´recorte´ lo recortado es suplido bajo el fementido del funcionamiento de, no una base como la de Manta, sino cinco bases militares en Colombia, que les ahorra dineros a los ´halcones´ estadounidenses, y le permite una mayor maniobrabilidad militar frente a los gobiernos progresistas y revolucionarios de latinoamérica.

Éste ´apoyo´ de los gobiernos de Estados Unidos ha sido el factor Uno A de la perpetuación de la guerra en nuestro país. Hoy está más que recontra comprobado que es la nefasta injerencia estadounidense en nuestros países lo que genera las guerras fratricidas entre colombianos, y el asesinato de argentinos, paraguayos, uruguayos, chilenos, ecuatorianos, hondureños, por parte de las fuerzas militares de sus propios países.

Por ésta razón los latinoamericanos debemos en los procesos de democratización de la vida de sus países, llevar a cabo la democratización de la doctrina que rigen las fuerzas militares dotándolas de una Doctrina Bolivariana que inscriba las fuerzas militares en la vida interna de cada uno de sus países y en la defensa de la soberanía nacional.

Los ´halcones´ de toda latinoamérica -las oligarquías- y los ´halcones´ estadounidenses están prestos a meter sus garras injerencistas en nuestros países y los pueblos de latinoamérica deben estar prestos a luchar contra ésta injerencia con los medios y las vías que permita el imperio y las oligarquías cipayas.

Lo que está en juego es el futuro de nuestros hijos. Y de nuestros países.

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