¿Diálogo con sordos y tercos?


Todo apunta a la pretensión del régimen narco-paramilitar de Uribhitler de adelantar un Intercambio sin Intercambio. El pueblo siempre ha salido perdiendo porque la oligarquía no cede ni un ápice en sus posiciones e intereses. ¿Qué pretenden con la alharaca de ahora?



Por Allende La Paz, ANNCOL

Por estos días se ha aireado nuevamente el tema del Intercambio Humanitario. Según dicen los medios terroristas mediáticos de Colombia delegados de Francia y Suiza estarían ‘hablando’ con el Comandante en Jefe de las FARC, Alfonso Cano.

Sin saber si es verdad la nueva ‘filtración’ del gobierno de Uribhitler, ello ha producido una cantidad de especulaciones como siempre que se habla del tema, siempre con la perversidad de presentar la cuestión como si las FARC fueran las intransigentes. Ante ello es necesario precisar, por enésima vez, que las FARC no son la causa sino la consecuencia de un problema que ya tiene más de 60 años de existencia, es decir, el conflicto interno social y armado. Y esto lo decimos nosotros en ANNCOL desde nuestra civilidad y con la palabra como único argumento.

Siempre la oligarquía –la tradicional y la mafiosa- ha pretendido que en los ‘diálogos’ con las FARC, sea la guerrilla la que ceda en sus posiciones mientras los representantes estatales mantienen incólumes sus posiciones.

Durante los acuerdos de cese al fuego de Casa Verde en la década de los ochenta, el gobierno de Belisario Betancour no cumplió nada de lo acordado y más bien lo que vino fue el genocidio de la Unión Patriótica, quizá la muestra más palpable de la intransigencia de la oligarquía colombiana a desarrollar cambios en la vida política, económica y social.

Durante la administración de César Gaviria la conducta fue igual. Intransigencia total por parte del gobierno y se pretendía por el contrario que las FARC se desmovilizaran a cambio de nada para el pueblo. Al tiempo que desarrollaban el narco-paramilitarismo, el ministro de defensa, Rafael Pardo Rueda, sonaba clarines o tambores de guerra anunciando que en 18 meses tendrían sometida a la insurgencia armada. Al igual que hoy, se aumentaba el pie de fuerza, se gastaban diariamente 5.000 millones de pesos en la guerra, y se daban partes –que por su similitud nos haría esbozar una sonrisa burlona sino fuera por la cantidad de muertos del pueblo- “como evaluación de la “política de paz”, “la captura de 6.500 guerrilleros desde 1991 hasta julio de 1993 […] Buena parte de estas capturas han correspondido a cabecillas de grupos” [1]

Durante la administración de Andrés Pastrana, ante el apremio de una guerrilla que golpeaba duramente a las tropas militares-narcoparamilitares estatales y la necesidad de adelantar una ‘reingeniería’ de las fuerzas militares, acceden a adelantar los diálogos del Caguán, pero ante el cumplimiento de los objetivos gubernamentales, la elaboración del Plan Colombia, y la posición de la insurgencia de discutir y dialogar con todos los sectores de la sociedad colombiana sobre las causas del conflicto interno y sus soluciones, Pastrana ‘patea la mesa’, no sin antes acusar a las FARC de ‘no querer la paz’.

Todos estos intentos de alcanzar la Paz adelantadas por la insurgencia armada han caído en oídos sordos de gobernantes más tercos que mulas arrieras. Ninguno de los gobernantes, desde cuando las FARC han tenido el poder de imponerles diálogos de paz para una salida política al conflicto interno colombiano, han tenido el más mínimo interés en el tema. Por el contrario, a cada intento se responde con aumento del pié de fuerza y gasto de miles de millones de pesos en la guerra, en tanto la situación del pueblo se torna más precaria en todos las materias, salud, vivienda, pobreza, indigencia, educación, empleo, todos convertidos en el caldo de cultivo para la existencia de la guerrilla.

Álvaro Uribe Vélez, o Uribhitler, no ha sido la excepción. Con más razón por cuanto su administración hace todo lo posible, y hasta lo imposible, por agradar al amo yanki –de ellos-. La perversidad de Uribhitler, sumado a su oscuro pasado-presente narco-paramilitar, lo han convertido en el lacayo ideal del imperio. Uribhitler manifiesta de mil maneras que él no quiere el Intercambio Humanitario, mucho menos los Diálogos de Paz. Durante su primera administración preconizaba que derrotaría a las FARC –como siempre lo han hecho los inquilinos de la Casa de Nariño-, y sólo comenzó a hablar de Intercambio Humanitario para las elecciones de 2006, elecciones que está más que demostrado son ilegales y fraudulentas como su primera elección.

La posición de Uribhitler y todo su séquito es igual a la de los anteriores presidentes colombianos. En estos momentos pretende que Francia, Suiza y España adelanten ‘contactos’ con las FARC para que las convenzan de realizar un Intercambio sin Intercambio. “Entrega los prisioneros que tienes tú, sin ninguna contraprestación, que los tuyos los tengo a buen recaudo en las cárceles de Colombia y del imperio estadounidense”, es el pensar de la oligarquía. Y como siempre las organizaciones populares, y el pueblo, quedan con las manos vacías.

Las FARC han planteado los mecanismos para el Intercambio Humanitario. Despeje de los municipios de Pradera y Florida, como una zona de seguridad para poder adelantar los ‘contactos’ entre los delegados de la guerrilla y los de la administración. El asesinato de Raúl Reyes –violentando la soberanía de Ecuador- es una evidencia de que en Uribhitler y su camarilla no se puede confiar. Es más, nadie está seguro de que los tales ‘contactos’ de los delegados de Francia y Suiza no haga parte de la estrategia para localizar a los comandantes del Secretariado Nacional de las FARC. De Uribhitler y los gringos se debe esperar todo. Absolutamente todo. Y nada bueno.

Ante el interés de Francia y Suiza surgen interrogantes: ¿Son sanos los propósitos de Francia y Suiza? ¿Plantean un Intercambio pero con quién? ¿Intercambio con Francia y Suiza? ¿Estarían Francia y Suiza dispuestas a quitar el remoquete de terroristas a las FARC y romper la ‘lista de organizaciones terroristas’? ¿Estarían dispuestas a reconocer la beligerancia de las FARC? ¿Estarían dispuestas a interponer su injerencia –benéfica- para unos diálogos de paz en Colombia? ¿Sería serio adelantar un proceso de paz con quien no es serio ni siquiera con sus socios narco-paramilitares (recuerden la extradición de los 14 capos narcoparamilitares)?

Todo pareciera indicar que el barullo armado no es más que una estratagema de Uribhitler –y sus amos gringos- para adelantar labores de detección y ubicación de los comandantes del Secretariado de las FARC, y de paso, echarles el agua sucia porque los prisioneros de parte y parte no regresan a ‘sus casas’. Porque que nosotros hayamos oído que la FARC han dicho esta boca es mía, no lo han hecho. Y sólo cuando ellas lo hagan entonces ahí sí creeremos en la cuestión. Porque la verdad es que tantas cosas se mueven subterráneamente que no creemos en nadie que no sean las FARC para informar sobre el Intercambio Humanitario.

[1] Calvo Ospina H. Colombia, laboratorio de embrujos. Democracia y Terrorismo de Estado. Pág. 230

NOTA: Este artículo fue escrito 24 horas antes del ‘rescate’ de Íngrid Betancourt, los espías gringos y los militares y policías colombianos. Este hecho no quita validez al artículo, sino por el contrario, muestra a las claras la verdad de lo allí dicho. Seguiremos analizando la situación.

ALP

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