¿Sorprendido? No. Agarrado por las hue...





El narco-paramilitar presidente colombiano, Álvaro Uribe Vélez, dice estar ‘sorprendido’ por la demanda que Ecuador instauró en la Corte Internacional de Justicia de La Haya por las fumigaciones con Glifosato en la frontera.

ANNCOL

Que es lo mismo que el que se creía ‘cazador’ ha sido cazado. Porque Uribhitler amenazó a Chávez de demandarlo ante la Corte Penal Internacional (CPI), metiendo caña pa’sacar guarapo. Y ahora se va sabiendo que en La Haya tiene una demanda por violaciones de derechos humanos y el Colectivo de Abogados informó hace ya unos meses de otra demanda ante la CPI por la misma causa.

Es decir, el narco-paramilitar presidente Uribhitler empieza a cosechar las tempestades que ha sembrado. Mejor dicho, ya lo tienen agarrado por las hue... Y téngalo seguro que cuando le toque encarar a la Corte de La Haya –si es valiente y no un cobarde como ha demostrado ser siempre-, en ese momento, no irán a ayudarle los funcionarios del imperio USAmérica.

Allí en La Haya Uribhitler estará solo, irremediablemente solo.

Porque sus ‘socios’ ni siquiera irán a llevarle ‘ni los cigarrillos’. Tampoco lo harán los Santos. Al contrario. Estos lo hundirán porque ya se ha descubierto que desde el 1º de marzo el poder está dividido. El gobierno –y algunos ministros-, así como algunos parlamentarios –algunos mafiosos y otros oligarcas tradicionales-, están con Uribhitler.

Pero USAmérica, los agentes de la CIA y DEA, y el Comando Sur, apoyan a J. M. Santos y su primillo –por lo de primo y pillo-, y con ellos está la rancia oligarquía y algunos miembros de la ‘clase política’. Por esos apoyos se cree J. M. Santos con el poder para desautorizar a Uribhitler cuando dice que ‘no habrá rescate militar’ de Ingrid Betancur.

Así las cosas, en Colombia en el momento hay dos ‘presidentes’. Uribhitler –el presidente formal-, y J. M. ‘La Hiena’ Santos –el presidente ‘real’-, y veremos que las cosas las solucionan al estilo mafioso. Porque la verdad es que ambos son mafiosos de miedo. Y no extrañe que en la arena huela a sangre.

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