Uribe y Fujimori. Puntos de contacto





miércoles, 30 de abril de 2008

Los dos han convertido el edificio estatal en un verdadero estercolero. Los dos se aferran a los corruptos para mantener su poder. El pueblo los juzgará.

ANNCOL

ImageEl narco-paramilitar presidente va camino a vivir –y sufrir- lo mismo que Fujimori, quien esta semana enfrenta el reinicio de su juicio. Re-electo fraudulentamente en tres ocasiones, Fujimori convirtió al Perú en una inmensa pocilga. Y compró ‘a Raimundo y todo el mundo’. Y como todos los corrompidos ahora Fujimori ‘no se acuerda de nada’, en un repentino Alzheimer, como no se acuerda Uribhitler haber llamado al magistrado Valencia Copete para indagar por su primo, o como ‘no se acuerda’ haber prometido a Yidis lo que le prometió, ni ninguna de sus acciones de tránsfuga. Iguales bandideces a las de Fujimori ha hecho Uribe Vélez, pero a diferencia de Fujimori, en Colombia hay unas pequeñas grandes diferencias.

Los corruptos parece que tienen sus ‘puntos de contacto’. O como dice un investigador colombiano, sus ‘conexiones ocultas’. Un punto de encuentro es que siempre encuentran a corruptos dispuestos a vendérseles. Montesinos y sus políticos y sus ‘generales’ en Perú. Y en Colombia toda la pelambre corrupta de la ‘clase política’ y el narco-paramilitarismo, sus socios estratégicos. Ahí están los Santos, los Vargas-Lleras, los Gaviria Trujillo –cuyo partido liberal dizque en ‘la oposición’ corriendo presuroso a ponerle ‘paños de agua tibia’ al decrépito edificio estatal-, los Holguín-Sardi, los Ramírez, y otros vendidos de diferente pelambre. Y claro, los corruptos generales que tienen en su haber contrabando de alijos de cocaína (generales Óscar ‘Coca’ Naranjo y Castro, para sólo citar dos casos), y los asesinatos de campesinos en los ‘falsos sempiternos’ que hoy nos denuncia el Colectivo de Abogados; además de las torturas a soldados en entrenamientos para que se aprendan muy bien lo del ‘enemigo interno’.

Lo que les queda es el único punto de encuentro: los dos están enfrentando la justicia por sus bandideces, por su corrupción. Fujimori después de haber huído –como pretendió el ‘primo’ Mario-, y Uribhitler comienza a enfrentar acusaciones de narco-paramilitarismo y de cohecho (nunca un presidente había tenido que enfrentar estas acusaciones, quizá Samper pero por sus ‘relaciones’ con el ‘elefante’). Y Uribe Vélez tendrá que enfrentar las acusaciones que le tienen guardadas en USAmérica por narcotráfico, por lo cual lo tienen señalado con el número 82.

Pero las diferencias o desencuentros entre Perú y Colombia residen en que en Colombia el pueblo está dispuesto a luchar contra el régimen narco-paramilitar. Y ha venido haciéndolo desde hace más de 40 años. Ahí están incólumes, combatiendo, las guerrillas colombianas –pueblo en armas-, especialmente las FARC que ha ‘parado en seco’ el Plan Colombia (versión Patriota y Consolidación). Y vemos que el cobarde presidentico narco-paramilitar manda a otros ‘hacer el mandado’ que él no se atreve. Hablar con las FARC. Que hablen otros para cuando la cosa se ponga mala la culpa es de esos otros. Sin saber, o sabiéndolo pero queriendo ocultarlo, que las FARC no están interesados en lo más mínimo en hablar con un régimen corrupto como el colombiano.

Y está nuestro pueblo –desarmado, civil- denunciando el Terrorismo de Estado, variante mafiosa narco-paramilitar, de mil maneras. Marchas, denuncias, plantones, etc. Y los sindicalistas trabajando por los afiliados a sus sindicatos y por el pueblo, y por eso los mandan asesinar los patronos. Están los estudiantes ‘en tropel’ y ya denuncian los atentados con la Universidad Nacional. Están los indígenas en su heroica resistencia al régimen. Las mujeres que alientan y luchan al lado de sus hombres, porque sin ellas no habría lucha. Están los campesinos realizando marchas y tomas de ciudades para denunciar su caótica situación, y muestran que la crisis alimentaria es culpa de un régimen que no apoya la agricultura y realiza la criminal fumigación con Glifosato sus cultivos de pan coger. Y están el PDA y el Partido Comunista, y el Moir. Denunciando, llamando, peleando por y con los colombianos.

Y en esa brega, el pueblo va construyendo un Nuevo Estado. Una Nueva Institucionalidad. La cual desembocará en un Nuevo Gobierno de Reconciliación y Reconstrucción Nacional cuyas acciones crearán la Nueva Colombia en paz con justicia social, pluralismo, libertad, independencia y soberanía nacional.

ALP

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